Hotel Barbacanas

Reseña de «Hotel Barbacanas» (Alas de Papel, Ediciones del Genal, 2020)
Osvaldo Reyes
La Real Academia define la palabra “hito” como un “poste de piedra o cualquier señal clavada en el suelo que sirve para marcar el límite de un territorio o propiedad o para indicar las distancias o la dirección de un camino”. Esta definición se aplica a muchos elementos, los más conocidos, los relacionados con la delimitación de las líneas imaginarias que señalan las fronteras entre países. Sin embargo, aunque no forman parte de la definición, creo que hay otro tipo de hito. Objetos que no marcan límites, pero que permanece en su sitio, generación tras generación, inmodificables al ojo del espectador, aunque externamente se hayan retocado o modificado. Forman parte del escenario, del diario vivir, del tiempo mismo que se desliza a nuestro alrededor. Podemos exiliarnos por años y al regresar, estos hitos nos recuerdan que estamos de vuelta, a pesar de que el planeta no dejó de girar sobre su eje en nuestra ausencia.

En «Hotel Barbacanas» el colectivo literario Alas de Papel, una asociación antequerana creada en el 2012 con el loable propósito de promover la cultura por el simple placer de disfrutar de ella, nos presenta una colección de ocho relatos de temática libre que giran alrededor de un hotel localizado en algún punto de la cuesta Barbacanas, una calla empedrada en la zona del Casco Histórico de la ciudad malagueña de Antequera (España). Para los lugareños, una recopilación de relatos que se mueven a lo largo de las estaciones y que cuentan parte de la historia de la ciudad, desde 1492 (Témpora, Mercedes Suárez Saldaña), recorriendo los siglos hasta los tiempos modernos. Los personajes que deambulan entre sus páginas suben esa cuesta ligada de las formas más diversas con el “Hotel Barbacanas” al punto de sobrepasar los límites de la realidad y asumir eventos ficticios de un futuro no tan lejano (Epifanía, Marisa López).

Para alguien que nunca ha visitado Málaga, este libro podría parecer una pérdida de tiempo, pero pensar así sería despreciar lo que representa la literatura en las manos correctas. La capacidad de un escritor de llevar al lector de la mano, sus dedos en las páginas como guía, por los parajes que solo él o ella conoce. Son callejas populares, locales visitados por decenas de personas, pero es la experiencia personal de cada uno lo que le da un sabor o esencia a la experiencia. Que impregna los colores de un farol con una sensación específica. En la habilidad del escritor radica conseguir que esa huella mnémica sea absorbida por un lector desconocido, separados por kilómetros de agua, y que la sienta como propia.

Bajo esta perspectiva, los autores de estos relatos consiguieron su objetivo. Por supuesto, al terminar busqué fotos de la ciudad (en particular de la cuesta Barbacanas), leía las biografías de los personajes históricos involucrados en sus tramas y llegué a pensar en el hotel Barbacanas como un sitio turístico a visitar algún día.

Nadie sabe que nos depara el destino, pero hay una magia especial en conseguir que una mente se transporte a un sitio en el cual nunca ha puesto el pie, se lo imagine con tal realismo que se sienta real, pero a la vez tan efímero que quiera convertirlo en una experiencia palpable. «Hotel Barbacanas», en manos de un afectado por la envidiable pasión por viajar (el término en el idioma inglés me gusta un poco más: wanderlust), solo conseguirá agregar un sitio a una larga lista de lugares pendientes.

Cuando empecé a leer el libro, a petición de Javier, pensé que sería una colección de cuentos negros. Es más, en el 2017 el colectivo publicó “Almas negras”, cuya temática era precisamente esa. “Hotel Barbacanas” no pertenece a este género. A los autores se le dio la libertad de soltar su imaginación. Con los primeros relatos llegué a pensar que, a pesar de la licencia creativa de sus autores, se decantarían por los elementos de la literatura negra. En el primer relato tenemos un cadáver y la aparición de una valiosa estatuilla entre sus pertenencias. De allí a una trama con elementos dignos de una novela de Dan Brown. Entre sus páginas la mención del personaje histórico de Washington Irving, autor de “La leyenda del jinete sin cabeza”. A pesar de estos inicios, pronto me percaté que los involucrados solo usaban estas herramientas con el propósito de narrar sus historias.
 
Encontrarán cuentos de amor-desamor y amistad (La reserva está hecha, Araceli Ruiz Artacho), de oportunidades perdidas y resignación (Tierra adentro, Fanny Beaudoin), de aprender a valorar lo que tenemos, no importa cuando llegue a nuestras manos (Entre caminos, Ana Monteza). Algunas tienen un corte más introspectivo y otras juegan con el thriller (Vistas panorámicas, Salvador Rivas). Una absoluta amalgama de ideas, conceptos y personajes desarrollados con la pasión que solo dar rienda suelta a la imaginación permite. Al ir pasando las páginas se encontrarán con protagonistas recurrentes, sus vidas puestas para nuestra exploración en fugaces momentos que se irán conectando como los hilos de una telaraña.

Y como en estas obras de arte propias del reino animal, cada hebra se une a un punto central. A un pivote alrededor del cual todas estas historias giran y se desarrollan.

El Hotel Barbacanas.
 

 
Osvaldo Reyes (Panamá, 1971)
estudió medicina en la Universidad de Panamá y luego se especializó en Ginecología y Obstetricia en la Maternidad María Cantera de Remón. Actualmente labora como médico especialista en la Maternidad del Hospital Santo Tomás, donde también ejerce funciones como Coordinador de Investigaciones. Es profesor de la Cátedra de Obstetricia de la Universidad de Panamá y miembro del Sistema Nacional de Investigadores.
 

Ferviente lector y escritor del género negro, con nueve libros (El Efecto Maquiavelo, En los umbrales del Hades, Pena de muerte, La estaca en la cruz, Sacrificio, El canto de las gaviotas, El cactus de madera, Asesinato en Portobelo y El experimento Maquiavelo) y dos colecciones de cuentos (13 gotas de sangre y 13 candidatos para un homicidio) publicados a la fecha. Sus relatos forman partes de diferentes antologías (Escrito en el agua, Pólvora y sangre, Círculo de Lovecraft, Revista Mordedor). Es ganador del Primer Premio de Narrativa Corta (2017) del Panama Horror Film Fest y del concurso de microrrelatos Tierra Trivium (España, 2019). Osvaldo Reyes coordina la jornada dedicada al género negro en Latinoamérica de nuestra Semana Negra en la Glorieta